mimbre
trivial
coima
patraña
sarcasmo
trivial
coima
patraña
sarcasmo
Me niego a pagar coima
No era tangible, tampoco real pero la sensación de agobio, cansancio, el duro esfuerzo que precisaba para avanzar indicaba que algo había en mi entorno que me encerraba, me envolvía, me hundía... incluso a veces llegaba a desesperarme. Y me rebelaba... ¿contra que? no lo podía precisar.
Empezó todo como un juego trivial, un juego cuyas instrucciones y componentes eran las palabras.
Era divertido, ameno, fantasioso, excitante. Era un reto que cada día necesitabas superar. De trivial pasó a ser importante, dejabas allí lo mejor de ti, el esfuerzo, el ingenio, la alegría, la camaradería, compartías inquietudes, intereses, objetivos, ideas, opiniones. Comunicabas.
Un pequeño relato invitaba a participar, podía llegar a convertirse en una insuperable novela, cualquier patraña inventada puesta a nuestro alcance derivaba en un verdadero juego de ingenio para superar la primera.
La ironía, el humor, el sarcasmo, los lances lingüísticos se convertían en esplendidos monumentos a la filigrana lieraria... se llenaban páginas y páginas de letras y palabras que acababan convirtiéndose en obras de arte.
Un fino y dúctil hilo nos unía firmemente, parecía seda suave pero era resistente, más con el paso del tiempo empezó a romperse... estaba aguantando más tirones de lo previsto, afanosos remendábamos y lo volvíamos a unir, y así una vez y otra y otra... más el resultado final no era el deseado ya no era un fino hilo, ni dúctil,ni suave, empezaba a resultar grosero, rasposo, rígido, lleno de nudos... no se deslizaba suavemente por nuestras manos... parecía mimbre reseco, áspero, rugoso... y así se convirtieron las palabras, duras, punzantes, no reían, no jugaban, acorralaban, agredían, herían... y empezó el agobio, el cansancio, el penoso esfuerzo de avanzar eludiendolas para no ser dañado.
y ahora entiendo... ya se porque me rebelo... me niego a pagar coima alguna a cambio de vaselina para continuar asida en un basto mimbre.
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