05 noviembre 2008

Darnís, un mágico e ingenioso calidoscopio




Martes, 4 de noviembre de 2008, presentación en la sede de Ediciones B. del álbum commemorativo del cincuentenario de la aparición de El Jabato.






Deseaba aprovechar la ocasión, ante todos los presentes y medios de comunicación, para reivindicar el necesario reconocimiento que merece Francisco Darnís como creador artístico del personaje El Jabato y rescatar del olvido y del ostracismo este protagonismo que, desgraciadamente, ha sido relegado en segundo término cuando no obviado, ignorado e incluso olvidado.

Estas fueron nuestras palabras para la ocasión:


Soy Sílvia Darnís y ella es mi hermana, Natalia Darnís. Antes que nada decirles que nuestro gozo hubiera sido que nuestra madre, pudiera estar presente, su avanzada edad impide su presencia, así que en su nombre y en el nuestro, legítimas herederas de la obra artística y dibujos de Francisco Darnís, queremos agradecerles su presencia en este acto.


Agradecer a Ediciones B, el libro editado en motivo del cincuentenario de la aparición de El Jabato, homenaje a Francisco Darnís, creador del dibujo, agradecerles su decisión y empeño para que este personaje continúes viviendo y luchando recuperándolo y publicando la nueva colección de tomos recopilatorios de el Jabato, y lo que es más emocionante, apostaran por el futuro, confiaran en dos vástagos de El Jabato, José Revilla y José Antonio Ródenas autores de este magnífico libro titulado “La Hermandad de la espada”, título sugerente donde los haya: es un título excitante, lleva automáticamente a recordar la niñez cuando los héroes solucionaban sus “cuitas” con este instrumento cortante. Gallardía, porte, aventuras, justas y justos, malos predestinados a morder el polvo ante aceros cargados de bondad y generosidad.


Un placer compartir este momento con Victor Mora, creador y guionista del personaje, sin sus inquietudes, su fértil imaginación, sin sus historias, posiblemente el Jabato no hubiera existido o sido el mismo. Nos alegra tener la oportunidad de volver a saludarlo, son casi 20 años que han pasado desde la última vez que estuvimos en contacto.


Están siendo días de enormes emociones, no solo por lo que representa el renacimiento de el Jabato si no por las numerosas muestras de afecto que estamos recibiendo de tantos y tantos fans y admiradores de el Jabato y su dibujante, nuestro padre, personas anónimas, desconocidas hasta hace poco para nosotras que con sus recuerdos, entusiasmo, y conocimientos del mismo nos asombran.


Créanlo, los verdaderos amantes de el Jabato, los que hacen posible que vuelva a vivir, no están todos aquí.


José Revilla y José Antonio Ródenas son los representantes de los verdaderos amantes de el Jabato, amantes de los tebeos tal como los conocimos en nuestra infancia, representantes de los miles de lectores que crecieron con aquellos personajes y que hoy aún, con 40/50 años encima, continúan, buscando, recopilando y compartiendo entusiasmados, recordando al detalle todas las aventuras leídas y llenan de historias y vivencias propias los numerosos foros, blogs, asociaciones, publicaciones o revistas diversas. Ellos son los responsables directos de que estemos reviviendo nuestra infancia y permiten las compartamos con ellos. ¿saben cuantas historias de niños han surgido estos días? No, no lo imaginan.


Me gustaría poder citarlos a todos, una larga lista de nombres a quienes agradecer estas emociones, cariño, complicidades, apoyo y entusiasmo, tarea imposible ahora y aquí más no desperdiciaré la oportunidad de hacer llegar nuestra estima y gratitud a un verdadero Jabato, me refiero al señor Francisco Tadeo Juan: Muchas gracias por tu ayuda, interés y amistad, amigo Tadeo, desde aquí te enviamos un cariñoso y fuerte abrazo.


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Un día recibes un mail de alguien que ha estado buscando por el nombre: Darnís, por el personaje: Jabato y al final consiguen encontrarte. No sabes de quien es pero lo abres y ese alguien te escribe preguntando si tenemos información suficiente sobre “El Jabato”, conocimiento de su dimensión artística y la parte humana del dibujante: Francisco Darnís, y a todos solo podemos contestar:


Conocimiento de su dimensión artística la tienen y poseen ustedes que son los estudiosos, la parte humana es la única que podremos explicar. Tengan en cuenta que para nosotras el Jabato era el trabajo de nuestro padre y las historias y aventuras del Jabato no las leíamos como el tebeo esperado semana a semana, casi nos pasaron desapercibidas por el mero hecho de que se desarrollaban a la par que nuestra vida. Como el hijo de un pastelero no se queda arrobado mirando un pastel de chocolate, él crece rodeado de chocolate. Nosotras igual.


El recuerdo que tenemos de nuestro padre es el recuerdo infantil, falleció cuando éramos niñas 12/14 años y no pudimos experimentar ni vivir el trato con nuestro padre como personas adultas, cambios de impresiones, conversaciones, opiniones, no lo hemos podido vivir y es una pérdida y falta que siempre arrastraremos. Entiéndase pues que para nosotras el recuerdo es el del mejor padre del mundo.


De su parte artística hemos aprendido a conocerla y percibirla a través de ustedes:


Sabemos y afirmamos que era sumamente perfeccionista, su biblioteca atestada de viejos, curiosos y peculiares libros, enciclopedias y colecciones de múltiples temáticas eran sus mejores aliados. Vestimentas, costumbres, armas, medios de transporte, arquitectura, historia, etc. Todo era consultado, buscado, comprobado antes de coger el lápiz, era imprescindible cerciorarse, las situaciones, personajes, circunstancias, etc… se debían a su fantasía e imaginación pero, a la vez, debían ser reales, fidedignos, lúdicos y pedagógicos. La perspectiva era su técnica más depurada, reconocida por sus contemporáneos antes y ahora. La precisión, el cuidado, el rigor era su premisa más valorada. El más nimio detalle tenía tanta importancia como el bigote de Taurus, la lira de Fideo de Mileto, la sonrisa de Claudia o el semblante alegre o preocupado del Jabato. Sus dibujos desprenden sensaciones, armonía y belleza plástica.


Su faceta humana:

Cordial, alegre, conversador, divertido, cariñoso, recto y justo. Buen padre, buen amigo, buen esposo y buen hombre.

Amante de la familia, trabajaba en casa nunca lo hizo en la sala de dibujantes de la Editorial, en aquel entonces Bruguera, al salir de la escuela sabíamos que lo encontraríamos dibujando y escuchando música, nuestra merienda consistía en pan con chocolate, y corriendo a la pequeña habitación que tenía como estudio para verlo como dibujaba o bien “posando” cuando le era imprescindible dibujar a Fideo de Mileto en posturas concretas, mi hermana era el modelo mientras yo miraba divertida.

Melómano, la música era su pasión y crecimos con ella, su sueño nunca cumplido tener un piano en casa… a falta de ello, una gran radio y dos altavoces potentes, tocadiscos o giradiscos como lo llamaban y un magnetófono enorme, en piedra o vinilo lo discos y kilómetros de cintas grabadas. Amante de la fotografía las sesiones de fotos llegaban a ser agotadoras y cansadas, de posar o esperar a que encontrara el enfoque especial, el mismo las revelaba en casa, se pasaba una tarde entera hasta que por fin nos enseñaba gozoso sus otras obras de arte.


Dibujaba, dibujaba y pintaba en cualquier trocito de papel, allí donde podía y se encontraba. Tanto daba, cualquier ocasión era buena, detalles que le llamaban la atención o para recordar “aquello” que estaba buscando para la aventura que se llevaba entre manos, hacía pruebas del derecho y del revés, a quien tenía delante caricaturizaba o para terminar una fiesta riendo y jugando con sus dibujos.


Construía, construía con sus manos lo que se le antojaba, desde una caja de madera para guardar pinceles y lápices, la ampliadora para revelar sus fotos, un higrómetro que aún funciona y que hizo con loscabellos de nuestra madre, hasta un calidoscopio con sus espejos interiores, en el cilindro, con su visor por un extremo y por el otro tenía un pequeño receptáculo donde poníamos trocitos de celofán de distintos colores y formas, pequeños alambres en espiral u otra figura geométrica y diminutos cachivaches distintos, todo allí metido y a gusto del consumidor, podíamos cambiar los dibujos que se formaban según nuestros deseos, cerraba la cajita o receptáculo del calidoscopio maravilloso una tapa de plástico transparente de una cajita de pastillas juanola.


Y así, podríamos estar hablando horas y horas y no es el caso.


Para definir a Francisco Darnís podríamos decir que era… un mágico e ingenioso calidoscopio.


Buenos días y gracias a todos.