19 septiembre 2008

Escalada

Quienes me conozcan un poco y hayan leído por ahí sabrán que de todos los deportes que se pueden hacer en la montaña, y que he hecho, el que más me ha apasionado es la escalada, el contacto con la roca, el espíritu de superación, la concentración que se precisa, técnica. esfuerzo y el gozo de alcanzar la cima es incomparable con cualquier otro método y descender a velocidades casi vertiginosas haciendo rappel es de lo más emocionante.

La escalada, a diferencia de otros deportes montañeros, tiene la "pega" de que, si la abandonas, volver a ella al cabo de los años es un reto importante. El sentido del equilibrio, la pérdida de la técnica, el particular y especial esfuerzo del cuerpo y resistencia, etc...

No hace mucho tiempo mi marido ha vuelto a ella acompañando a un amigo de su misma edad, el yerno de este amigo es un apasionado de la escalada "verdadera", la de ir a la montaña cargado con todo el material en la espalda, aproximarse a la via, preparar la ascensión y montar una cordada como dios manda. El primero de la cuerda abriendo la vía y asegurando a los compañeros en las reuniones. Estoy hablando de vías no ferratas. Estoy hablando de las vías tradicionales. Las de toda la vida.

En Catalunya la escuela de escalada más espectacular se practica en el macizo de Montserrat.

Y allí que fueron mi marido, su amigo y el yerno, el que abría la cordada, el primero de la cuerda.

Y ayer vi las fotos de la ascensión, El Bisbe en Montserrat. Es una suerte que existan estas cámaras tan pequeñas y llevaderas y lamento no tener ninguna de mis pinitos escalando en mis tiempos jovenes. Y me cogió dentera, esta ascensión la hice yo en mis viejos tiempos de escaladora, poco tiempo dediqué a esta especialidad por distintas causas que hicieron abandonáramos la escalada, entre otras cosas la maternidad.

Y me está matando esta dentera... la tentación de volver a probarlo me está dando vueltas a la cabezota... ¿seré capaz otra vez de escalar?

Me gustaría volver a intentarlo, me gustaría volver a sentir la sensación de buscar con los dedos de las manos, a ciegas a veces, aquella pequeña arista, piedra, saliente adecuado que hará que pueda superar el paso... reptar casi enganchada por la roca, olerla, sentir su frescor o calor... y vislumbrar la cima y llegar a ella y disfrutar del paisaje, el silencio, la alegría de haber conseguido con este esfuerzo estar un poquito más cerca del cielo.

El Bisbe.

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una vez arriba, al pie de las vías:

la panxa del Bisbe. Vía del Cabra. (la verde)

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preparando el material para ascender:

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buscando las pequeñas aristas para superar el paso

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la roca ofrece múltiples asideros

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palpando hasta que se encuentra

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una vez superada "la panxa" esperan a que el primero de la cuerda afiance la reunión que los asegurará.

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ascienden poco a poco

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ya se vislumbra la cima. Si se fijan allí en el fondo hay otro escalador preparado para hacer otra ascensión en otra de las características agujas del macizo de Montserrat.

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ya estan arriba

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asegurando las cuerdas para iniciar el descenso en rappel

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iniciando el descenso, el compañero arriba vigila al rappel montado.

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el último de la cordada se prepara para abandonar la cima e iniciar el descenso

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ya casi está abajo

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una vez recuperadas las cuerdas, recogido el material y colocado en la mochila emprenden el camino de regreso hasta llegar al pie del bloque de granito llamado El Bisbe

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el camino entre paredes y angostos... después de la ascensión es la parte más pesada de la jornada.

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las agujas de Montserrat siguen esperando a los escaladores auténticos los que disfrutan del deporte y de la naturaleza.

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nunca lograré entender la escalada moderna... donde se amontona la gente esperando su turno para subir, sólo se valora la competición, la dificultad y/ o graduación de unas vías prefabricadas a pie de coche, sin esfuerzo de aproximación, vías de una sola tirada o convenientemente preparadas para evitarse el esfuerzo que conlleva montar las reuniones, afianzar el rappel y recuperar las cuerdas y materiales necesarios clavados, si es preciso, en las vías y, por supuesto, prescindir de la sensación de haber logrado hacer cima casi en solitario y disfrutar de un paisaje al que pocos pueden acceder.

Debe ser la modernez... y a mi esta modernez me decepciona.

Creo que lo volverá a intentar.








15 septiembre 2008

50 anys de El Jabato

El meu agraïment a tots qui commemoren aquest aniversari, gracies a ells el record del personatge i del pare, el seu dibuixant, resten vius.








El devenir cotidiano transcurre plácidamente hasta que un día alguien se pone en contacto contigo, recibes un mail de un desconocido pidiendo una entrevista, y a partir de este momento hace acto de presencia, en ese transcurrir diario, una sensación de emoción, sorpresa y, por qué negarlo, halago.

Este año se celebra el cincuentenario del nacimiento de “El Jabato”, un personaje que vivió conmigo como alguien más de la familia. Y de pronto se te agolpan los recuerdos y vuelves a revivir aquellos días y se te pone un nudo en el estómago cuando alguien, que piensas ajeno a ti y, que desconocías de su existencia, te busca, te encuentra, te pregunta y te quedas sin palabras. Te emocionas pensando que muchísima gente, probablemente, también vivió su infancia acompañado de ese mismo personaje, alguien de mi familia, y desea celebrar este evento y te invita de forma y manera que te hace sentir protagonista. Pues no, señores, no es así. Los verdaderos protagonistas de esta fiesta son ustedes, y mi padre Francisco Darnís, creador del dibujo y, por supuesto, los personajes “Jabato”, “Taurus”, “Claudia” y “Fideo de Mileto”.

Permitan me dirija a ustedes en singular, debería hacerlo en plural, pero ciertos sentimientos y vivencias me son difíciles de expresar si no me salen directamente del corazón y éste habla por sí solo y propio y es así como deseo hacerles partícipes de recuerdos y reconocimiento, acepten estas palabras también en nombre de mi madre Rosario Peiró y de mi hermana, Natalia. Confío que tanto ustedes como ellas disculparán mi atrevimiento al personalizar este escrito.

Empezar por agradecer muy sinceramente la oportunidad que nos brinda para celebrar y compartir con ustedes el cincuentenario de “El Jabato”.

Preguntan si tengo información suficiente sobre “El Jabato”, conocimiento de su dimensión artística relativo al personaje y la parte más humana del dibujante: Francisco Darnís, mi padre.


Solo puedo responder así:


Hemos vivido El Jabato como simples hijas del dibujante. Para nosotras, mi madre y mi hermana era el trabajo de nuestro padre y marido. Nada más.


Hace ya muchos años escribí una biografía de mi padre a petición de Francisco Tadeo Juan, editor de la revista Comicguía, no sé si la conocerán y disculpen que lo nombre, pero no quiero desaprovechar la ocasión de agradecerle una vez más su ayuda e interés en el trabajo de mi padre, en nosotras, nuestra situación y en el personaje “El Jabato”, sirva ello también como pequeño homenaje. A partir de esta biografía han salido todas las que han ido publicándose a posteriori, en ella sólo queda reflejado el dibujante como persona, su trabajo, su entorno, su progreso como dibujante hasta llegar a Editorial Bruguera y a crear “El Jabato”. Puedo hablar desde la perspectiva de haber vivido y visto como nacían y aparecían los dibujos sobre el blanco papel. Puedo hablarles de haber leído los escuetos guiones que facilitaba la Editorial y cómo, a partir de ellos, veía como la fantasía y la técnica de mi padre aparecían negro sobre blanco. Leía, como es evidente, todos los tebeos incluso antes de que nacieran como dibujo pero, recuerden que yo, nosotras, éramos unas crías, ya entonces era consciente de que mi padre era un dibujante y me recreaba viéndolo dibujar y disfrutaba cuando le acompañaba a la Editorial a entregar su trabajo semanal. Era su oficio y su labor. Cuando nació El Jabato tenía yo siete años y viví con él hasta los 13, murió el personaje y murió el dibujante.


Mi padre era una persona alegre y muy amante de la música, no en vano había ejercido en su adolescencia de afinador de pianos supongo que era lo más cercano que podía permitirse en este otro mundo artístico. Mi padre trabajaba en casa, nunca había trabajado en la misma editorial como hacían tantos otros dibujantes, en casa tenía su amada y extensa biblioteca, compuesta de enciclopedias y distintas y diversas colecciones de temas curiosos, libros que olían a antiguo, libros hallados en los encantes y tiendas de segunda mano, libros viejos de verdad, libros con las muescas, las marcas, los apuntes de otras manos y otros propietarios. Libros imprescindibles para documentarse rigurosamente siempre que un personaje, una época, una sociedad, un vestuario, un paisaje, fauna, flora, usos, costumbres, ritos, leyendas aparecían en el guión que le facilitaban semana a semana en la editorial; un sencillo guión con una nueva aventura, descripción somera y los comentarios que los personajes pronunciaban y que quedarían reflejados en los bocadillos de las viñetas. A partir de estas letras escritas, aún recuerdo como, con una antigua máquina de escribir, surgían las espectaculares viñetas; era lo que más me fascinaba, de aquel guión sin emoción, carácter o registro mi padre era capaz de darles vida y movimiento, imprimía en todo y cada uno de los trazos de lápiz espacios, paisajes, situaciones, sensaciones, aventuras, emociones, luz, tinieblas, alegrías y tristezas, incluso imprimía tensión, relajo, comprensión, rechazo, camaradería, solidaridad y, por supuesto, los consiguientes antónimos que para algo existían los malos y enemigos a quienes hacer morder el polvo.


Todo esto captaban mis ojos de niña cuando le veía dibujar. Por mis recuerdos y palabras podrán deducir e intuir que Francisco Darnís era un artista, un dibujante, adjudicándole a las palabras todo su universo y significado. En su trabajo era muy meticuloso, detallista, riguroso, fiel y bueno. Es la dimensión humana y también, reivindico, artística de Francisco Darnís como creador que puedo ofrecerles. La bella palabra crear, creación, la asocio a mi padre. “El Jabato” fue un instrumento en sus manos.

Evidentemente, y ciñéndonos a otros estadios artísticos, pueden aportar muchísimo más quienes son estudiosos del mundo del cómic. Ustedes son los verdaderos entendidos. Ustedes son quienes saben y pueden valorar el trabajo y calidad de un dibujante. Ustedes que recuerdan, conservan o coleccionan estos ejemplares, antes llamados tebeos, y que pocas veces merecieron el reconocimiento a su calidad, interés y su función lúdica e incluso, me atrevería a decir, pedagógica en aquellos tiempos.

Curiosa palabra la de “comic”, engloba ella todo un mundo de artistas, magos del dibujo e historias fantásticas. El “comic” posee su propio mundo y sus creadores obtienen y merecen respeto y reconocimiento. Es una verdadera lástima que tantos y tantos dibujantes de la misma época que mi padre no pudieran disfrutar de esta consideración. Se lo merecían.

Reconocimiento y respeto que ustedes les otorgan generosamente. Y es por ello, por su amabilidad, su interés, su esfuerzo, su tenacidad, que deseo, deseamos, agradecerles en nombre de nuestro padre la oportunidad que nos han brindado de poder compartir juntos este cincuentenario.

Gracias a ustedes que logran rescatar del olvido a estos personajes que hace tanto tiempo nos abandonaron y que por obra y gracia suya vuelven a revivir.


Un cordial saludo.


Rosario Peiró

Natalia Darnís

Sílvia Darnís.







Quede patente mi agradecimiento a los autores y artífices de la Revista Trueno y muy especialmente a José Antonio Ortega Anguiano como miembro del comité, él fue quien me animó a escribir el artículo para la revista y que he hecho público y extensivo a todos los admiradores de Darnís y El Jabato.

Mil veces gracias.